Las Matanzas en México y en EU

Por Nidia Marín

En estos aciagos tiempos en que México ha tenido que poner en alerta a sus ciudadanos, vía sus consulados en los Estados Unidos, ante el terrorismo doméstico contra mexicanos (los crímenes de odio pues) que los racistas de aquel país han estado perpetrando en plazas comerciales y otros sitios de la Unión Americana, la reflexión es una vez más sobre la venta abierta de armas no sólo en aquella nación, sino la que llevan a cabo para los integrantes del crimen organizado de México a través de la frontera norte.

Patrick Crusius, presunto autor material de la masacre en Texas.

En ambos países están muriendo cientos de personas asesinados con esas armas. En Estados Unidos en 2018 murieron 40,000 personas por armas de fuego, mientras en México sumaron cerca de 21,000. El asunto es que los armeros estadounidenses son los principales proveedores de instrumentos letales para los delincuentes mexicanos, ya que de acuerdo con la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de fuego y Explosivos de Estados Unidos 7 de cada 10 provienen del vecino del norte.

Si bien hoy se toman medidas más duras desde la cancillería mexicana, con la nota diplomática que manda el gobierno de México al de Donald Trump en contra de los crímenes de odio y la denuncia por terrorismo que, según el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, se presentará si la Fiscalía General de la República lo considera legal y conveniente, no se espera respuesta positiva en cuanto a la venta de armas.

Y no la habrá porque el señor Trump es muy amigo de la poderosa Asociación Nacional del Rifle de aquella nación y, porque además es él quien ha impulsado lo que sucede contra migrantes de diversos países y mexicanos, a través de su discurso de odio.

Hoy Estados Unidos y México estamos hermanados por el dolor que producen las armas en tantas y tantas familias de ambas naciones.

También nos hermanan las balaceras en las plazas comerciales, que en las últimas dos semanas han estado ocurriendo. En el caso de México tanto en su capital (en Plaza Artz Pedregal), en la conurbación de Guadalajara, Jalisco, en una plaza en Zapopan; y en Uruapan, Michoacán en otra más. Mientras que en Estados Unidos sucedieron en El Paso, Texas; Daytona, Ohio y Chicago Illinois.

Se comprueba que las armas, el odio racial, la venganza y la falta de cumplimiento de las normas por la crisis policial (en México, no en el vecino país) son una combinación fatal.

Compañeros del mismo dolor, aunque más acentuado contra los mexicanos, ambas naciones requieren reflexionar sobre la urgencia de frenar la venta de armas de asalto, mismas que se venden hasta por Internet.

Estas armas (de acuerdo a EcuRed) “en la actualidad disparan municiones calibre 5.45mm hasta 7.62mm, portan cargadores encapsulados de 20 a 30 cartuchos y son capaces de fuego selectivo: semiautomático o tiro-a-tiro, automático o ráfaga y en algunos casos ráfagas cortas de 2 ó 3 disparos. El rango efectivo de estas armas es de al menos 600 metros y la cadencia efectiva de fuego en ráfagas es de al menos 500 disparos por minuto. Casi todos los fusiles de asalto pueden equiparse con bayonetas y mirillas ópticas o de visión nocturna. A algunos de ellos pueden acoplársele lanzagranadas o escopetas bajo el cañón, y otros pueden lanzar granadas por su propio cañón utilizando aditamentos y municiones salva”.

Sólo hay que reflexionar un ciudadano común puede defenderse de este tipo de armas. ¿Cómo? No hay forma. De ahí que ojalá la cancillería mexicana logre algo al respecto.

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