Por Jesús Michel Narváez
Confirmado: las fotos no mienten cuando el Photoshop no se aplica. Las gráficas del evento presidencial en Zongolica, Veracruz, mostraron que la “gente buena, el pueblo sabio” comienza a pasarse del otro lado: del mundo de los malos, perversos, fifís, adversarios del cambio, cooptados por los enemigos.
Desangelado acto. Sin gente que le aplaudiera y coreara “es un honor estar con Obrador”.
Protestaron los despedidos de los servicios de salud, aunque el Presidente se empeñe en afirmar que nadie ha sido corrido de sus empleos; derribaron vallas para estar cerca del mandatario y que los escuchara no solamente los oyera. No lograron llegar al templete en donde se encontraba el Primer Mandatario, no el primer mandante, que quede claro.
Lo ocurrido en Zongolica es apenas el principio. Todo se desarrolló porque el director del hospital rural, José Manuel Grajales, dio un discurso en el que las cifras no cuadraban con la realidad y lo desmintieron. Por supuesto, el Presidente se molestó.
El doctor Hedilberto Rossete que se encontraba entre los manifestantes sostuvo que el director del hospital no decía la verdad ya que aumentaron las muertes maternas y no como lo informaba; reveló la falta de ultrasonidos y rayos X, además del cobro por algunos servicios de salud que deberían ser gratuitos. Las enfermeras también protestaron porque fueron despedidas del sector salud de Zongolica.
Cinco días antes, en Ciudad Valles, San Luis Potosí, otro grupo de burócratas despedidos llegó hasta el hotel en donde pernoctaría el Presidente. La irritación arribó con los manifestantes.
Andrés Manuel López Obrador trató de explicar lo que pasó. En su conferencia matutina del martes pasado dijo: “Son actos donde participa mucha gente y yo quiero saludar a todos, ellos también, pero no es fácil de abrir el paso de hacer la valla, todo eso es lo que se tiene que ir resolviendo para evitar problemas. Hay inconformidades porque eso es natural pero hay respeto, en ese sentido nunca me han agredido, en este caso de Ciudad Valles tuvo que ver con una invasión a mi intimidad porque ya estaba yo para meterme al cuarto del hotel y eso sí no era correcto. Yo les decía a ellos, con todo respeto, ‘¿les gustaría que alguien fuese a meterse a sus casas?’, a nadie le gusta eso, además hablándoles de que iban a ser atendidos, en todo esto hay la posibilidad de la manipulación pero la gente ya es otra, ya cambió la mentalidad del pueblo, puede ser que les den instrucciones, ‘hay que ir y hacer eso’, y por cualquier circunstancia, van, pero ya estando ahí, ya no se atreven porque no le hacemos mal a nadie, entonces aunque los manden”.
No admitió que los que le espantaron el sueño no querían saludarlo… querían ser escuchados, otra vez, no oídos, porque forman parte del ejército de desempleados de la 4t.
De pasada, hay que señalar que en Zongolica realizó una “consulta a mano alzada” para preguntar si alguien conocía al Coneval. La respuesta fue la que esperaba para, de ahí, soltarse el pelo y volver a acusar que los funcionarios del organismo que quiere desaparecer ganaban 220 mil pesos y no hacían nada. Ya está decidido: al Coneval le tocarán las golondrinas porque el pueblo bueno y sabio ya votó.
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