El Daño de los Aranceles Redundará en Toda Nuestra Macroeconomía

Lascas Económicas

*Poner la Otra Mejilla en Estos Tiempos no es Solución

*Tampoco ha Funcionado Apelar a la Buena Vecindad

*Mejor Reciprocidad: Nosotros Hagamos lo Propio

*¿Y los Narcos del Otro Lado, los Coyotes y sus Dealers?

Por Jaime Contreras Salcedo

Como estaba más que cantado, nos amanecimos esta semana con la imposición de nuevos aranceles del 5 por ciento a todos los productos y servicios mexicanos que se comercializan en Estados Unidos, y estamos hablando –recordemos- del orden casi de los 350 mil millones de dólares anuales, es decir, más de 7 billones de pesos que se encarecerían de la noche a la mañana no sólo en esa proporción y durante un periodo relativamente corto. No.

Nos referimos al daño que se establecería en toda la cadena mercantil lo mismo a productores, comercializadores y consumidores de los dos lados de la frontera, con mayor acento en la parte mexicana. Como se ha subrayado en distintas fuentes, los primeros en verse impactados serían los bienes agropecuarios y perecederos en general, pero también las ventas de ropa, de alcohol (cerveza con singular alegría) y sin soslayar los casos del sector de las tecnologías y, por supuesto, el automotriz, accesorios y autopartes en su conjunto.

Solo para darnos una idea, la venta de automotores y sus refacciones representaron ingresos para nuestro país del orden de los 116 mil millones de dólares. En el caso del rubro agroalimentario significó 12 mil mdd; casi 37 mil mdd por lo que hace a exportaciones llamadas tecnológicas y la rubia que todos quieren, es decir la cerveza clara que usted ya ubicó, vino a darle a los hombres de negocio 5 mil 500 mdd, todo con cifras del año pasado.

A estas alturas del partido, eso de apelar a la Organización Mundial de Comercio o al texto vigente del Tratado de Libre Comercio de América del Norte suena no solo soñador sino estrictamente fuera de proporción, porque Donald Trump y sus secuaces no están pensando en acudir a tribunal internacional alguno sino en ganar las elecciones del 2020 sin problemas, con el mayor ruido posible, como lo hiciera exitosamente en el 2016, con o sin injerencia rusa en esa trama. Para alcanzar su meta hará lo que sea y donde sea.

Desde luego, lo que ocurra o deje de ocurrir en su vecino le viene valiendo un pepino. Lo que represente el gobierno de su sureño amigo también. Si no le importan para nada los millones de consumidores que se están viendo mermados en sus ingresos, imagínese el caso de los casi 130 millones de habitantes que tiene que soportar en lo que históricamente llaman los del norte su patio trasero. Y eso que no contamos el pretexto de los miles de migrantes centroamericanos que azuzados o no, con o sin soluciones propias, anhelan sin mezquindades un mejor futuro que no encuentran en sus respectivas y paupérrimas naciones.

No discurriremos en este espacio si la política exterior ha sido o no la adecuada, pero si veremos juntos que esas multimillonarias mermas que están en plena efervescencia en estos momentos no han sido atacadas de fondo y, a ojos de la ciudadanía, generan un efecto devastador en el resto de las variables macro, como ya nos consta, medidas por presiones inflacionarias, en el tipo de cambio, en las tasas de interés y, por supuesto, en las expectativas nacionales que veremos en el mediano plazo.

¿Podremos irnos, acaso, por aquella salida teórica según la cual veríamos a otros clientes de nuestras ventas externas en mercados disímbolos como América Latina, Europa o Asia? No hay que reírse, pero pareciera, si no fuera por lo dramático del caso, que acabaríamos por esbozar una mueca nerviosa en el rostro parecida a risa, porque el galimatías enfrente parece imposible de resolver. En consecuencia, amig@s, el tema de cambiar de consumidores como de calzoncillos no se alcanza a ver como muy viable que digamos.

Por encima de los tuits como forma de amenaza, muy por arriba de usar como táctica el descalificar a sus principales socios comerciales, incluyendo a canadienses y chinos en este caso, Trump debe recibir una receta local que le impida no solo reelegirse en la Casa Blanca cuatro años más, sino que siga haciendo daño al mundo.

En el caso de México, muchos analistas se cansan de exigirle al ahora inquilino de Palacio que eso de la paciencia y tolerancia, de poner la otra mejilla para seguir recibiendo agravios y amenazas, no puede continuar. Apelar a la buena vecindad, en donde nosotros somos los buenos y ellos los vecinos, la historia nos demuestra que tampoco ha funcionado mucho que digamos en estos tiempos de la #4T, porque si bien ahora se apela al problema migratorio o al de las drogas, mañana veremos desde una plaga en aguacates, hasta el tráfico de drogas o de armas y de personas, echándole la culpa a los mexicanos y su gobierno. Ya no más, señor Presidente.

De entrada, y no obstante que el discurso oficial hable de diálogo, estamos en pro de la reciprocidad. Si ellos nos aplican aranceles, hagamos lo propio y preguntémosle a Trump si mandan en la Oficina Oval los narcos que consumen y venden drogas, sus coyotes, sus dealers y que, a la mera hora, no dude usted financian las elecciones lo mismo de un concejal que de un Presidente cuatro años o los que le sirvan a sus elecciones.

Como algunas voces ya lo han expresado, estamos, incluso, a favor de que a partir de ya se le exija a los ciudadanos estadounidenses que vengan a cualquier parte de México que paguen una visa y se les investigue a fondo si vienen de negocio, de visita, de turismo o para comprar o traficar drogas, armamentos o personas, que de todo hay en la viña del señor… de los cielos.

Y es que necesitamos urgentemente acciones para compensar la caída de ingresos que representaría ese 5 por ciento arancelario que ya empezó y que amenaza con intensificarse en subsecuentes fechas.

Pero, lo más importante sin duda, es que demos una señal clara y directa a todos los mexicanos, los estadounidenses y al mismo Trump, que no seremos floreros de sus ambiciones personales, que nada tienen que ver con los intereses de su pueblo y mucho menos con los intereses del nuestro. ¿O hay alguien que opine lo contrario?

Por lo pronto, estas Lascas Económicas se reúnen con otras piedras, todas filosas e indignadas, para hacer un mar de ideas que confluyan en nuevas propuestas para detener las estupideces que se generan allá en Washington D. C. y le esperan la semana entrante, claro, en este mismo espacio y con mucho mar de fondo. Jacs95@hotmail.com.

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