Algo Están Haciendo mal Tras los Portones

A la Vuelta de la Esquina

*Más Vale Revisar y Admitir los Errores

*Cuando hay Dogmatismos en Marcha

*Y el Pragmatismo se Queda Anulado

Por Iván Ruiz

Pareciera que son proyectos personales o encuadrados dentro de las acciones de gobierno y responden a la estrategia del gobernante en turno. Las características de muchas que se llevan a cabo actualmente causan dudas, porque deberían: 1) estar en los planes nacionales, estatales y municipales de desarrollo (no todas están); y 2) tener un sello distintivo de la administración en turno (eso sí).

Aseguran los estudiosos que en esta clasificación se encuentran tanto estrategias desarrolladas con análisis riguroso y objetivos de interés público (muy pocas) como ocurrencias y caprichos de gobernantes (el mayor porcentaje).

De ahí que en los desayunaderos políticos la comidilla sean todas las barbaridades que han estado ocurriendo con diversos programas como las guarderías anuladas a partir de los dineros que se tienen que erogar debido a la cancelación del NAIM, a las urgencias de Pemex y otras.

Las autoridades lo niegan, pero los hechos hablarán por sí mismos ante la crisis en la economía mexicana que se avecina y la que vamos a sufrir todos, incluidos algunos pertenecientes a los grupos beneficiados con las dádivas.

Evidentemente no todo ha sido responsabilidad de los actuales gobernantes. Una buena parte descansa en el sexenio pasado, guste o no reconocerlo, pero las nuevas políticas son simplemente un parche de necedad y voluntarismo personal.

Cuando esto sucede, por lo general, no se culpa a los funcionarios gubernamentales, anteriores y actuales, sino al que está en la cúpula. Ello, porque él es quien barre, plancha, sacude, ordena, decide y pontifica. Y los resultados son: rincones sin barrer, una mayoría de problemas sin sacudir, ordenes imposibles de cumplir, decisiones sin conocimientos y los dogmatismos en marcha, sin experiencia que, como siempre, son incomprobables.

Ni como evitar que surja el escepticismo en las sociedades, no tanto el pragmatismo, que resulta el único criterio válido para juzgar la verdad de toda doctrina científica, moral o religiosa y se ha de fundar en sus efectos prácticos.

Ejemplos de los gobiernos dogmáticos actuales abundan, uno es el nuestro. Entonces surge lo que señala el colombiano Rafael Fonseca Zárate:

“En la medida en que el dogmatismo político no produce mejores instituciones políticas y económicas, cierra también las puertas a un mejor futuro colectivo; produce algo así como estupidez colectiva que no lleva a que como país se tengan los mejores resultados; obviamente atenta contra la competitividad del país a través de políticas no adecuadas a las realidades, no debidamente concertadas, mal ambiente de negocios, aprovechamiento de unos pocos, mayor pobreza y profundización de la inequidad”.

O también:

“El caudillo, obviamente populista para poder reclutar dogmáticos, no busca el bien común, sino sus intereses y los de una pequeña fracción de la población, su camarilla. Pero usa muy bien mensajes simples basados generalmente en imposibles, miedos y mentiras que quiere escuchar el pueblo maltratado. Ejemplos de izquierda hay bastantes en nuestra América Latina, en los que este tipo de líderes nefastos han llegado a ser dictadores y acumular un gran poder de facto, apalancado en las precarias instituciones de su país. Pero no solo son Maduro, Chávez y Castro, no. Igual o más incluso en la derecha: Trujillo, Stroessner, Videla, Somoza, Pinochet, Fujimori. En el mundo abundan los ejemplos, incluyendo al mismo Hitler. Así como los caudillos de izquierda terminan en estados totalitarios dentro de una dictadura de hecho, los de derecha terminan tumbando las libertades reales, dentro de una cáscara que aparenta democracia”.

A estas escasas alturas, en México, ni como decir que no sucede.

Ojalá haya reflexión tanto en los funcionarios, como en los legisladores y en la cabeza principal del país.

No hay argumento que valga. Hasta las buenas noticias son objeto de incógnitas. De la misma manera que en el sexenio pasado, la incredulidad se apoltrona y causa desazón. Urge una revisión de las políticas en marcha y ya no satanizar a tantos mexicanos como ha venido ocurriendo en los últimos siete meses.

Algo están haciendo mal tras los grandes portones; algo que debe analizarse y resolverse por el bien de México y de TODOS los mexicanos.

 

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